Comparto esta carta que escribió en Chicago Keesha Beckford para su alumnado porque tiene partes muy interesantes. La lucha de los profesores por explicar a los bailarines las exigencias que requiere el mundo de la danza, prácticamente, ¡son las mismas en todo el mundo!
Estoy totalmente de acuerdo con Keesha en que, si un profesor se preocupa por ti, ¡¡es porque le importas!! Otra cosa son las formas que utilice para hacerlo… en eso, ¡suelo diferir bastante!
“De los profesores más exigentes, es de los más que se aprende y son los que dejan huella en nosotros, ¡toda la vida!”, me comentó una profesora (y no de danza) con muchísima experiencia.
Wings Academy nos ha hecho la traducción. ¡Gracias Penélope! Pueden leer la carta original.
Keesha Beckford
Querido/a estudiante de danza alrededor de 2013. Hola, esta es tu profesora de baile mayor. Vamos a hablar.
Primero, se que te encanta bailar. Quieres ser genial. Quieres trabajar. Quieres que la gente vea todo lo que quieres ofrecer. También llegas en una época en el mundo de la danza que es muy diferente de en la que yo crecí, y estoy emocionada por ver en qué se convierte.
Pero he visto muchas cosas que me preocupan.
Vienes de una generación a la que se le ha dado poder como ninguna antes en la humanidad. Te han enseñado a cuestionar la autoridad, a hacer lo que te da la gana, desde muy pequeño. Muchos de ustedes han sido criados donde “todo el mundo recibe un trofeo” y vuestros profesores, padres y monitores, en su intento de ser alentadores les han premiado a menudo porque sí. Además, en la era de internet todo es accesible al instante y sin esfuerzo. ¿Quieres buscar una palabra o una persona?, lo pones en Google. ¿Escuchas una canción que te gusta?, ni siquiera tienes que acordarte de la letra, lo buscas con Shazam. ¡Qué demonios, ni siquiera tienes que apretar un botón ya, solo tienes que tocar una pantalla!
Cuando se te pide que trabajes en algo, porque es lo que hay que hacer, muchos de ustedes preguntan ¿por qué?, fulanito hizo esto y se agotó. “Pocas personas tienen éxito real de un día para otro, como resultado de nuestra hambre de espectáculo y nuestra cultura adicta a los medios de comunicación. La mayoría de los fenómenos repentinos, sin embargo, han sido un silencioso esfuerzo de años antes de que llegara su momento”.
El éxito es un proceso. El éxito es también un producto de la crítica de otros y de uno mismo. En la clase de baile las correcciones son públicas. El profesor no puede siempre decir todo de la manera más suave. En una clase llena de alumnos, necesita ser conciso y claro.
El trabajo de tu profesor/a no es hacer que ella o él te gusten, no te hacen que quieras ir a tomar un café o beber algo, o ser amigos en la vida, ni siquiera ser amigos en Facebook. Personalmente me gusta cuando me hago amiga de mis alumnos. Pero esto pasa porque primero el alumno confía en mí, en mis habilidades y conocimiento como bailarina y profesora.
Si tú no confías en tu profesor/a, puedes tomarte sus correcciones como una falta de respeto. Tiendo a ser excesiva con mis correcciones y llamo la atención y hago campaña para arreglar las cosas. Mi humor tiende al sarcasmo, lo que puede hacer que la gente se lo tome mal. Aunque la combinación de mi empecinamiento queriendo ayudar y mi humor seco puede ofender a algunos alumnos.
Si este es tu caso, tienes que venir a hablar conmigo del tema. No me critiques con tus padres o en tu evaluación del curso.
Ciertamente puede haber humillación e incluso crueldad en el estudio de danza. La caricatura del profesor o coreógrafo cruel está basada en la realidad. Pero cuando encuentras a un profesor que lo da todo por corregirte, y quizá se frustra un poco, llamar a este profesor irrespetuoso está mal. Te haces a ti mismo un flaco favor.
Es más fácil para tu profesor ignorarte, y emplear el tiempo en otro que haga los cambios más rápido. Sólo un profesor que piense que tienes potencial, se molestaría en intentar ayudarte. No es irrespetuoso para nada, es exactamente lo contrario.
Y eso deposita la responsabilidad en ti, responsabilizarte de ti mismo. Si no entiendes por qué te están corrigiendo cinco veces por clase o por qué tu baile no recibe los cumplidos que te gustarían, pregunta.
Los profesores que me dieron las correcciones más duras y brutalmente sinceras, son de los que más aprendí. No me gustaba lo que me decían, pero en mis días, me iba a casa y lloraba, nunca acusábamos al profesor de faltar al respeto. Semanas, meses o incluso años después, me di cuenta de cuanta razón tenía el profesor. Eso dice que las correcciones no significaban que yo era, a) una mala bailarina, b) nunca iba a bailar de manera profesional, c) que iba a ser una empleada de “Taco Bell”.
Así que por favor, tómense la clase a conciencia. Trabajen duro. Traigan pasión al estudio. Sean curiosos en cuanto a cómo mejorar. Hagan preguntas. Y recuerden, si alguien se preocupa lo suficiente como para trabajar con ustedes día sí y día también, si se preocupa lo suficiente como para enfadarse contigo, no está faltándote al respeto, está ejerciendo como profesor.
Tienes tanta información y tecnología disponible, y sé que tienes mucho que decir. Pero un cuerpo de bailarín/a con talento todavía cuenta. ¡Déjame ayudarte!
Les saluda atentamente
Keesha
¡Es cierto Minerva!, el desconocimiento es nuestro peor enemigo…
Si realmente escucháramos, sacaríamos más provecho de todo lo que hacemos, sobre todo, cuando lo que nos dicen es por nuestro bien.
¡Gracias por tu comentario!.
¡Cuánta razón tiene esa profesora! A veces cometemos el error de criticar sin tomar conciencia del daño que nos hacemos a nosotros mismos. Por experiencia en el campo de la docencia, sé que no se consigue nada sin esfuerzo y eso es lo que intento, con más o menos éxito, inculcarle a mis hijos todos los días. Un saludo a todos