¿ Qué se puede esperar de dos artistas de la categoría de la solista Alessandra Ferri y el guitarrista Sting?, evidentemente algo muy bueno.
En 2006 decidieron unirse para hacer un trabajo increíble demostrando que podían afrontar cualquier tipo de proyecto ya que el arte no tiene fronteras. Para ello, eligieron el «Preludio de la suite nº 1 para Chelo de Juan Sebastián Bach», sólo que esta vez y alejados de un majestuoso escenario, quisieron sustituir el chelo por una guitarra y el cuerpo de una bailarina.
El preludio de Bach suena diferente pero sigue siendo maravilloso, la suavidad que imprime Sting a la guitarra nos descubre que si hubiese querido podría haber sido indiscutiblemente un gran guitarrista clásico y la coreografía de Heinz Spoerli hace que Alessandra Ferri muestre su poderío técnico que no requiere ni siquiera de un teatro o un gran vestuario para desarrollar un trabajo plástico e interpretativo impactante. Quizás este final sea el que años más tarde ha inspirado a Polina Seminova en su montaje.
Alessandra Ferri considerada la más grande bailarina italiana desde Carla Fracci, se retiró en junio de 2007. Con una carrera plagada de éxitos y un repertorio amplísimo se unió como solista al Royal Ballet en 1981 y al American Ballet Theatre en 1985.
Entre sus partenaires destacan los míticos bailarines Julio Bocca, Rudolf Nureyev, Mikhail Baryshnikov, Anthony Dowell y Angel Corella entre otros. Trabajó con coreógrafos de renombre como Kenneth MacMillan o Roland Petit.
Sting, el componente más reconocido del trio Police con quien ganó seis premios Grammy a principio de los ochenta, es de los pocos que ha logrado multiplicar como solista el éxito que lo llevó a la fama como miembro de un grupo.
A la edad de ocho años ya mostraba un talento natural para la música, tocando y arreglando sus propias canciones. Sting cuyo nombre es Gordon Matthew, debe su nombre artístico a que una vez tocó vistiendo una camiseta a rayas negras y amarillas y un compañero de fútbol se le ocurrió decirle que parecía una abeja…